domingo, 14 de noviembre de 2010

a considerar...

Todo lo que toma mi mano y pueden mirar mis ojos ha de contarme donde estuvo y que camino hasta mi le trajo.

Ahora bien, sepan que cuando se escucha una historia, parte de ella y de quien la relata queda prendida en nuestra mirada.Es por eso que cuando se es oyente, uno de vez en cuando mira al interlocutor en señal de interés, pero se ha de poner cuidado cuando se nos habla sobre algun padecimiento, engaño o desilucion, la razòn:
La maldad queda prendida de los ojos de quien la ve.

Personas demasiado suceptibles y con poco filtro, almacenan tales experiencias que luego transmiten de diversas formas, incluso proyectándolas: inseguridad y miedo son las principales. Por eso, cuando se escucha a una persona relatar su historia cruzada por amaraguras y rabias, de vez en cuando se ha de quitar la mirada de sus ojos. Personalemnte no sabría sistematizar este tipo de conocimiento, esta especie de saber que me es propio.

Hay veces que he deseado arrancarme los ojos, la gente miente mucho, descaradamente miente mucho. Una menterilla o un engaño, es toda la triste astucia que posee una persona para acceder al conocimiento de algo que despierta su interes, a veces egoísta y mediatizado por la inseguridad; eso me es evidente. Frente a esto callo, con un silencio doloroso, con ese silencio que me recuerda el de los santos, que no accederian a romper por respeto a ese plan divino y al libre albedrio de las personas.

No puedo evitar ser victima de la mentira, del engaño, de como se busca tener ventaja por sobre mi. Pero cuando està sucediendo, entiendo esa llamada correspondencia de las cosas, esa rueda donde estamos atados todos y todas, donde existe el ir y venir de nuestros actos.
Entonces: ¿Quièn obtiene lo mejor de mi: mi sinceridad, mi transparencia? ¿Quien viene hacia mi con lengua engañosa o quien viene con honestidad en su mirada?