domingo, 28 de diciembre de 2008

IRONIAS DE UN ENTUSIASTA



Hay veces en las cuales observo, como algunas personas se comportan como si fuesen dueños de un teatro y a su vez desarrollan un rol como directores del mismo. Pero este teatro le es resueltamente complejo: es la vida misma.

Este director o directora, dada su particular pericia en la escena de la vida (no menor como la de cualquiera de nosotros/as) decide por lo tanto con la mejor disposición o sea su mirada escoger a quien o quienes son partícipes de su complejo pero a fin de cuentas, sencillo teatro. Por cierto que su talento se ha conformado a lo largo de su propia vida, el o ella misma no podría jactarse mejor de aquello.

Su mirada sin la menor duda a caso es el fiel reflejo de su pasión o en el mejor de los casos, su corazón.

¿Como podría si no, dar muestra de ello en la manera en como éste se expresa y habla, como actúa o demuestra su sentir y pensar?

Ahora bien, su teatro abre solo cuando previamente y de manera casi consiente lo reflexiona y decide. Por lo menos de forma verbal este director/a así lo hace entender, después de todo posee las palabras adecuadas.

Sobre la “conciencia” mantengo mis dudas…

Pero ¡vaya! las dudas la experimenta tambien el o los personajes de turno. Sin embargo este es un pormenor, propio del arte de timar del director. En fin de cuentas sobre el escenario se esta condenado a representar con énfasis su particular visión de las cosas.

Me parece tan delgado y débil el velo donde figuran lo “real” y lo que es propio de la representación…

No puedo menos que entristecerme, innumerables veces me he visto tan ridículamente entusiasmado en un papel.